MAQUETA SENSIBLE DE
LAS MENINAS DE VELAZQUEZ
Se trata aquí de dar cuenta del dispositivo geométrico- político de instauración de la perspectiva como modo de entender la espacialidad arquitectónica moderna. Se considera que este cuadro de Velazquez logra tal propósito dejando en claro además que en toda constitución de dispositivos de saber, hay un incumplimiento esencial, fundante. Este cuadro no está pintado en arreglo a las reglas del arte de los trazados perspectivos, en especial en relación a la posición del espejo, que aquí colocamos concretamente. Esta maqueta trata de enfatizar aquello que el cuadro sutilmente sugiere. Quizás estemos en un tiempo en el que al poder mostrarse tan claramente una producción de sentido, ya tal sentido no sea esencial o fundante. Por ello tál mencionado énfasis quizás ya esté hablando de otros nuevos modos de producción de sentidos en una diversa espacio-objetualidad arquitectónica, ahora post-moderna. |
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extractos de la introducción a “LAS PALABRAS Y LAS COSAS” El pintor contempla, el rostro ligeramente vuelto y la cabeza
inclinada hacia el hombro. Fija un punto invisible, pero que nosotros los
espectadores, nos podemos asignar fácilmente ya que este punto somos
nosotros mismos: nuestro cuerpo, nuestro rostro, nuestros ojos. El pintor
sólo dirige la mirada hacia nosotros en la medida en que nos encontramos
en el lugar de su objeto.
En última instancia, ¿qué hay en este lugar
perfectamente inaccesible, ya que está fuera del cuadro, pero exigido
por todas la líneas de su composición? ¿Cuál
es el espectáculo, cuáles son los rostros que se reflejan
primero en las pupilas de la infanta, después de los cortesanos
y el pintor y, por último, en la lejana claridad del espejo?
Quizá haya, en este cuadro de Velázquez, una representación
de la representación clásica y la definición del espacio
que ella abre. En efecto, intenta representar todos sus elementos, con
sus imágenes, las miradas a las que se ofrece, los rostros que hace
visibles, los gestos que la hacen nacer. Pero allí, en esta dispersión
que aquélla recoge y despliega en conjunto, se señala imperiosamente,
por doquier, un vacío esencial: la desaparición necesaria
de lo de lo que la fundamenta – de aquel a quien se asemeja y de aquel
a cuyos no es sino semejanza. Este sujeto mismo – que es el mismo – ha
sido suprimido. Y libre al fin de esta relación que la encadenaba,
la representación puede darse como pura representación.
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IMÁGENES DE LOS TRABAJOS
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